23 de noviembre de 2016

Las extensiones tecnológicas del cuerpo humano han llegado al extremo de transformarse en intensiones. Esto es, a no percibirse como prolongaciones de la mano, a no notarse de ninguna manera, a sentirse ausentes. Lo mismo que no notamos el órgano que no nos duele. (Dónde está mi móvil? Dónde están mis gafas? Y los llevamos encima.)

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