25 de octubre de 2016

Estampa parabucólica

Estos analfabetos gutenberguianos... -alcanza a musitar Espénglerez, acodado y soñoliento sobre la barra del bar La P. Nadie le escucha, y si le escucharan no le entenderían. Y si le entendieran le darían de lado. Eso piensa. El dueño se limita a pasar una bayeta amarilla y antañona por la superficie niquelada, más por inercia que por menester. Nada. Un desierto. Calla Espénglerez.. Y si hubiera una mosca volando, también bostezaría. Como salida de un libro de Azorín.

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