21 de enero de 2016

Crates Holderlin, natural de la olvidada pedanía

de Los Guillenes se ganó la maldicion familiar eterna cuando comunicó a los suyos su doble decisión de irse a vivir al bosque, entre los animales, y dedicarse a la poesía, entre los humanos. Contravenía así los planes paternos de que estudiara la carrera de Farmacia en la capital.

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