12 de enero de 2016

Aquella mañana, cuando Diógenes Schopenhauer, natural de Baza, se levantó y miró por la ventana, como tenía por costumbre, antes de salir a la calle, pensó en el mundo como una trama inextricable de dolor y soberbia. Y eso está muy bien, se dijo, subrayando su pensamiento con un ladrido.

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