26 de diciembre de 2015

Unos párrafos de pesadilla, alucinados, de corazón de las tinieblas, en Ravelstein: Ravelstein/Bloom señalaba al narrador/Bellow que este no está hecho para los noúmenos. Eso corresponde a los Kants de turno. Pero, ¿hay algo más fenoménico que los cuerpos descabezados de los guerreros derrotados, fuente no despreciable de proteínas para una tribu de Nueva Guinea?- se pregunta el narrador/Bellow.

Tenemos que recordar la condición judia de Bloom y de Bellow, su obligación de hablar cuando todo un pueblo ha decidido el exterminio de otro. La poesía no será posible después de, pero el silencio está proscrito. Debe potenciarse la prosa que testimonia, el antídoto de los olvidos. Naturalmente, nos vienen a la cabeza las palabras que dedica Hannah Arendt a El corazón de las tinieblas en Los orígenes del totalitarismo. El imperialismo, anticipo de ese pensar totalitario que se fundamenta en la posibilidad de toda posibilidad. Como un argumento ontologico que no justificara al dios sino al demonio. Como una formulación del imperativo categórico que universalizara la práctica de la crueldad y la estimación de los seres humanos como medíos de subsistencia.

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