2 de noviembre de 2015

Dos palabras sobrevaloradas: motivación, excelencia. Atajos, leyendas para vagos. Del trabajo humilde pocos se acuerdan. Sí de la grandilocuencia, de las grandes y unánimes voces que al cabo del tiempo resonarán como ideología de paja.

2 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Plas, plas, plas.

Anónimo dijo...

Nada, don Gregorio, que nos vemos obligados a ser humildes, a humillarnos. Que nos convierten en montaignistas--
Pero quizás así debe ser.