7 de septiembre de 2015

La ciudad no es para mí, aunque el azul marino sea admirable.  Soy demasiado humilde para esta feroz combinación de semáforos y tiendas.

1 comentario:

Jesús Díaz Palma dijo...

Nadie hay más humilde, noble y coherente que el solitario. Y, parafraseando a Nietzsche, nunca se siente uno tan solo, se está tan a solas consigo mismo, como entre las multitudes de las grandes urbes.