29 de junio de 2015

Desempolvando a Montesquié (entre el sincero convencimiento y una entregada actitud patafísica)

"Los objetivos deben ser plantear soluciones al paro y la corrupción. Esto no es el juego del Risk", le respondió Garicano. "(...) No prometemos magia como Syriza/Podemos. Trabajaremos en instituciones para mejorar las cosas" (El País)
Quizás no una república de la virtud sino una dictadura de la virtud es lo que salga de lo propuesto por el consigliere Garicano. Más si se procede a la supresión de esos cuerpos intermedios -las autonomías- que tan benéficos han resultado para el estado. En cuanto a la acusación de jugar heracliteanamente que el sabio economista echa en cara al niño Errejón, opinamos que el objetivo de atajar la corrupción mal se puede implementar si no es a través de la corrección de sus causas. ¿No lo es el bipartidismo?
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