5 de julio de 2014

Sí, él

Un arquitecto que dejó un legado de tantas obras maestras como nociva fue su huella en la proliferación de rascacielos de vidrio y acero. (EPS)
La filosofía y la construcción; esa querencia babélica del pensador, que si bien lo no le da para conformar ciudades o convencer a otros de cómo deben hacerlo, si que le permite intervenir en sus esquemas, en la edificación de los lugares que han de habitar los entes posibles:
  A pesar de no tener estudios, Mies leyó toda su vida. Su primer cliente, el filósofo Alois Riehl, le inculcó la costumbre. Era un joven de provincias de 20 años cuando le encargó su casa en Postdam, a las afueras de Berlín, y le transmitió una idea: la transformación del individuo como requisito para la transformación de la sociedad.
(...)
 Los primeros rascacielos que levantó Mies, los Lake Shore Drive de Chicago, le llegaron tras una discusión filosófica. El joven Herbert Greenwald había estudiado filosofía antes de convertirse en promotor. Fue el mejor cliente de Mies. Las torres de Chicago habían hecho despegar su carrera hacia las alturas.

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