13 de julio de 2014

Que el gran articulista madrileño era un monstruo de vanidad y nada le importaba fuera de sí mismo no pienso rebatirlo; sin esa patología, por lo demás extensible a tanto escritor sin su prodigioso talento natural, quizá no hubiera cristalizado un estilo tan propio, tan “modélico”, por citar a don Antonio. Como ya escribí, mucho menos peligroso es un mercenario vanidoso que un fanático de la idea, porque al primero lo podemos desactivar con dinero. (Jorge Bustos, a propósito de la inquina ético- estética de Muñoz Molina hacia González-Ruano)
¿Y si no tenemos dinero? ¿ Podría yo leer, estética, a quien me enviaría a la muerte, ética? Creo que solo la religión puede exonerarnos de esta impresión de asco que no tiene derechas ni izquierdas.

No hay comentarios: