30 de septiembre de 2013

Lunes por la mañana

Incluso en una obsesión realmente necia podemos derrochar la vida y las energías mentales...

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Oído: el parecido que va cobrando Grecia con la República de Weimar.

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Páginas de Ribas y de ese libro asombroso de fotografía: Almería insólita. Pienso que no sabemos leer de manera adecuada el paisaje. Que un secarral como en el de mi provincia se encuentran estratos de historia humana y económica desconocidos, que la incuria de políticos de aquí y de allí han precipitado el olvido de un rico patrimonio de arqueología industrial. Cuánta vida, por ejemplo, en la Estación de Serón... Ahora, cuando vamos por la carretera apenas nos da tiempo a mirar de soslayo el viejo cargadero de mineral diseñado por Gustavo Gillman. Pero no caigamos en el romanticismo, en idolatrías. Porque la historia de la modernización económica truncada de la provincia almeriense no debe olvidarse de las miserias e ignominias, de la explotación e ignorancia comunes a procesos de ese tipo aquí y en todas partes.

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