14 de noviembre de 2012

Arrebuscando en el baúl de los recuerdos

Por razones de economía o higiene mental, por decir algo, estoy revisando, innumerable lector, las entradas del Diario en el que ha acabado haciendo consistir este blog, que al principio, a mediados de la década pasada, quería ser reflexivo, abstracto y con un pelín de investigador. En fin, desde entonces el mundo ha cambiado, pero eso da igual ahora. Mirando las entradas de este Diario, blog o conversación muda (porque no suena, que sí que se pretende dialogante y del diálogo se nutre) veo varias cosas, mientras hojeo esto que podrían ser páginas: que soy un empírico, mucho más que un teórico; observo también la cantidad de entradas que era capaz de escribir al día, sobre todo estos dos últimos años; que la falsedad y la retórica escenificadas en público se perciben en estos momentos con mucha mayor claridad; que los años van pasando; lo que perdí y lo que he ido ganando; que mis ojos son los de un nostálgico y un sentimental muchas veces; que cada vez soy menos religioso, etc.

Ah, y la cantidad de citas de textos ajenos, de libros, otros blogs, periódicos, etc. que he ido acumulando, y que sin duda son lo más interesante de todo el material acumulado... si verdad es que todo texto es movido por otro, hasta llegar al primer motor textual o el milagro de la palabra hablada y creadora. Pero de esto, otro día, que sigo repasando.

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