13 de septiembre de 2012

Espejo

-Bien, digamos que en aquel tiempo dimos en pensar, a fin de formarnos un concepto más esclarecido de la existencia, que en nuestras palmas se depositaba un pequeño manojo de hierbas secas, que las desmenuzábamos entre nuestros dedos y que lo que al cabo quedaba, habiendo arrojado el resto al suelo, simplemente unas briznas que con un soplo desparecerían, apenas nada, eso mismo era la escritura, algo que de tan tenue no sabemos si justifica el precio pagado.

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-La salud... moderadamente bien, gracias.

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