20 de agosto de 2012

Tres citas sapienciales de don Julio Caro Baroja

Hoy se habla mucho de urbanismo y arquitectura funcional. La verdad es que las casas colmenas son una creación de los funcionalistas que tienen más alma de funcionario que otra cosa, de los arquitectos esclavos de la ley del suelo y de los nuevos ricos y especuladores. (Los Baroja, p. 443)
El destrozo de la ciudad acaba derrumbando al Estado... décadas después.

Cómo no pensar que el proceso de modernización autoritario del régimen franquista se caracterizó finalmente, al cabo de tantos años, más por la corrupción que por lo autoritario; acaso sustituyendo el mal mayor (la violencia de cuño totalitario) por el mal menor del consentimiento en la virtud de la ausencia de la política. La inflación estatalista del origen (un Estado consistente, de forma casi dialéctica, en Movimiento) dio paso a su implosión y a una ética de tonto el último. Las políticas de superficie, parlamentarias, partidistas, no consiguen, creemos, a pesar de su barniz liberal (?), deshacerse del background heredado.

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El sociólogo está cargado de moral beatífica, aunque no lo crea. Detrás de sus averiguaciones hay una intención moralizadora, de sermoneador. Construye una imagen, un modelo y sobre él especula, cargándolo de tintas negras o de tintas suaves. En cuanto lee uno un libro de sociología descriptiva se da cuenta de la ideología del que lo ha escrito, de si es adepto de una especie de romanticismo tradicional, o de si es un revolucionario que no ve más que un juego de abusos sempiternos. Con los libros de los antropólogos pasa igual. (Ibíd, p. 260)
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[No encuentro, de momento, una cita en defensa de la memoria histórica, avant la lettre, acerca de la guerra civil española. Don Julio, que habitualmente es mesurado y se gasta retranca por kilos colmados, no puede evitar la emoción (esto se nota) cuando escribe de los años de la guerra. Tanto más conmovedores han de resultar sus palabras, si pertenecen a alguien de por sí escéptico acerca de las grandes verdades, y que ve como sus contemporáneos se matan por ellas.]

Vaya de propina o sustitución lo siguiente, como parte de la respuesta a un profesor suizo muy pesado que le decía a don Julio no entender por qué los españoles demócratas no se habían ido, todos, de España, con el triunfo de las tropas de Franco (p. 458) :
Luego le expuse el caso de Machado, gran poeta, profesor de francés, que se murió de modo miserable al salir de España, en la frontera misma, y el otros escritores que no encontraron mucho cobijo en Europa.
Me llama la atención, del conocido caso, el empleo de la palabra "miserable" para referirse a la manera de morir de Don Antonio. Como el morir es lo más radicalmente humano, su telos para cierta filosofía existencialista, esta misma miseria parece que se contagia a la dignidad de la persona, y esquiva la cuestión de que la indignidad no es suya, sino que se la presta, se la imprime, la situación, y una política de canallas y cretinos redomados.

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