18 de agosto de 2012

De República y repúblicas


Al hilo de teologías políticas y también de las memorias familiares de Julio Caro Baroja que estoy leyendo, se me ocurre pensar en un tema que merecería una pequeña investigación que no sé si se ha hecho, para la cual yo no me encuentro dotado de la suficiente paciencia y constancia. Consiste en sustancia el asunto en que, si bien debe reconocerse que los programas políticos que se pretendieron “implementar” en España en la década de los 30 (República y Guerra Civil) requerían una gran dosis de fe en consonancia con el carácter totalitario de los tales programas, no hay que perder de vista tampoco la estructura de ideas y objetivos presentes en ellos, en la medida en que quizás corresponda al viejo arquetipo del platonismo. La presencia de este espíritu filosófico se daría tanto en la filosofía de Ortega como en la vocación pedagógica de los políticos republicanos, y por supuesto  en los planes del “orteguiano” fundador de la Falange. Pero igualmente se manifestaría en esa dualidad de mundos y ciudades que unos y otros, los eclesiásticos pero no solamente, tendrían continuamente a la mano, a raíz de su mente polarizada entre la luz y las tinieblas, esto es, nosotros y ellos. Cabe asimismo proceder a una revisión de los planes de estudios de la época, sobre todo en la enseñanza media y universitaria, a fin de constatar los ideologemas platónicos expresos, y las publicaciones españolas de la época en torno (el “en torno” puede ser muy amplio) a la filosofía política del pensador ateniense. He aquí un bonito tema de investigación universitaria, tesis o similar, que a mí me gustaría que alguien hiciera, y que si estuviese hecho yo me daría a leerlo de inmediato y muy gustosamente.

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