23 de junio de 2012

Coleccionismo (en torno a Hopper)

Por qué habría de escribir yo si otros cuentan, más afamados, mis deseos y sueños---

Esto de don Antonio:

... Edward Hopper viajó a París pero no llegó a asentarse, y además no se fijó en la pintura de Cézanne sino en la de Edgar Degas, y también en las fotos de Eugène Atget, en las que entrevería una forma de retratar la ciudad que se parece mucho a la que él mismo cultivó en su madurez: las casas vacías como presencias entre invitadoras y ominosas, las ventanas en las que no hay nadie, los umbrales en los que surge una figura humana que mira al espectador o que mira al vacío.

Y esto también:

Como Hopper, Williams vivía una vida bastante al margen, intensamente privada. La punzada de la inspiración le sorprendía también mientras iba en su coche por carreteras secundarias y calles suburbanas, observando esas figuras estáticas y esos fragmentos siempre muy breves de historias que descubre el que pasa de largo conduciendo a poca velocidad.

2 comentarios:

Antonio López-Peláez dijo...

Pues que quiere que le diga, amigo: a mí Don Antonio hablando de pintura me parece más cursi y hueco aún que en su faceta estrictamente literaria. Que ya es decir.

Martín López dijo...

Pues no le voy a contradecir su criterio... A mí, lo que es la literatura la verdad es que tampoco me dice mucho, pero tengo un cierto prejuicio favorable hacia él cuando escribe de cosas más de diario. Me parece alguien sensato y honestoq, por lo que leo. Supongo que en el texto sobre Hopper, y en particular en los dos frgs. que le he citado, intenta trasladar a lo que escribe sobre Hopper y Willimas un cierto clima jazzístico y cinematográfico, y por eso me gusta a mí.