22 de mayo de 2012

De Elías Díaz...

... y a propósito de un post anterior he encontrado esto, que alguien curioseará/que a alguien quizás interese:
Este es el Aranguren que yo había conocido personalmente en el curso 1957-1958 como libre oyente de sus lecciones de Ética en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Todavía conservo las notas y apuntes de sus clases de ese año sobre “Ética anglosajona contemporánea” y, además, sobre “Problemas fundamentales de Ética” que enseguida serían incorporadas a esa gran obra de 1958: la moral como estructura, la moral como contenido, Aristóteles y Zubiri como esenciales inspiradores. Mi interés hacia él, antes con la lectura de todos sus otros libros, se reafirmó allí -en sus clases y en su trato personal- con carácter todavía más definitivo. Me lo había presentado Joaquín Ruiz-Giménez, con quien algo antes había comenzado yo a trabajar en su cátedra de Filosofía del Derecho de la Universidad de Salamanca. En esta Universidad mi otro punto de referencia o, polo de atracción -permítanseme estas breves digresiones personales- era, y lo sería en los años siguientes cada vez más, tanto en su faceta política como en la intelectual, el profesor Enrique Tierno Galván. En aquellos cursos y seminarios de Aranguren fue, creo, donde conocí, entre otros, a los que desde entonces fueron también amigos como Javier Muguerza, Jesús Aguirre, Pedro Cerezo, Lucio García Ortega, José Manteiga, Francisco Gracia.... Volviendo ahora a todo esto, cuando hace ya tiempo que no tenemos entre nosotros al querido maestro, evoco de entonces y después tantos recuerdos, tantas conversaciones y debates, tantas enseñanzas transmitidas por él sin engolamiento alguno, como sin querer, con aquel tono suave y amable escepticismo suyo. Para todo contábamos con Aranguren, incluso para disentir. Y así hasta el final, hasta casi sus últimos momentos.

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