15 de febrero de 2012

Miércoles

Qué hartura, por Dios, y qué desazón! Trabajo, es un decir, de sísifo.

y los exámenes que no les veo fin,

ni a los textos

y luego está el miedo que nos produce lo que nos cuentan, en torno al cual no tenemos nada que decir, y es lo más decente que hacemos esa tarde

callarnos y rezar (si es que supiéramos, o solicitud a entidad homologada)

siempre podemos volver a Wallace Stevens, a la manera sombría, más seria que negra, de ver las cosas y reproducirlas negro sobre blanco, tras musitarlas en silencio y rumiarlas, ásperas y heladas, tal y como se van conformando tal y como se desgastan los relojes, eternos aprendices de Física

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