19 de septiembre de 2011

Al that jazz (noche en el campo)



El hombre solitario agradece la oportunidad magnífica que se le brinda de imaginar la vida, y poder contar sus impresiones al respecto. Pero es un privilegio amargo, cuando se tiene cierta edad. No se conoce que haya premio para esto, únicamente la certeza de que no se ha de decir lo que no se piensa. Si acaso callar de vez en cuando... Las gentes son amables, qué duda cabe, pero quién ha de rendir su corazón a quien no escribe de materias alegres, al perdedor de fondo y sus noches atroces.

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Independientemente de todo, hace una magnífica noche de septiembre estrellada, fresca, clara, con sus grillos por todas partes. Dan ganas de desperezar el cuerpo y olvidarse.

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