20 de agosto de 2011

Imágenes compartidas

Luz descalza, o mañana. Un poeta laureado, O. P., y un poeta popular, maestro, falangista comme il faut, buen escritor. (Al hilo de la misma nota sobre islas de un post anterior)

La retórica no será la misma, pero los tópicos sí. O al vesre.

Por lo demás, del poema de Octavio Paz, estimamos esta forma de religión, en la que está contenida la imagen de la luz:

... nada les pedimos, nada
que sea del otro mundo:
sólo
la luz sobre el mar,
la luz descalza sobre el mar y la tierra dormidos.
 
¿Pedimos la luna? ¿La noche tranquilizadora?
 
Por lo demás, siempre por lo demás, hay un relato de D. Buzzati poco tranquilizador acerca de la pacífica noche...

Un fragmento del cuento:

... a simple vista no ocurría nada. Todo en el jardín era divina quietud y poesía.

La kermesse de la muerte había comenzado con la llegada de las tinieblas. Ahora se hallaba en el colmo del frenesí, y así continuaría hasta el alba. Todo era masacre, matanza, suplicio. Escalpelos que perforaban cráneos, garfios que rompían piernas, arrancaban pieles y hurgaban en las vísceras, punzones que ensartaban, dientes que trituraban, jeringas que inoculaban venenos y anestésicos, hilos que aprisionaban, jugos erosivos que licuaban a seres esclavos todavía vivos. Desde los más pequeños habitantes de los musgos, los rotíferos, los tardígrados, las amebas, las tecamebas, hasta las larvas, las arañas, los carábidos, los ciempiés, y más todavía, los gusanos, los escorpiones, los sapos, los topos, los búhos, el infinito ejército de asesinos se entregaba salvajemente a la carnicería, masacrando, torturando, desgarrando, descuartizando, devorando. Era como si, en una gran ciudad, todas las noches decenas de miles de vándalos sedientos de sangre y armados hasta los dientes salieran de sus guaridas, penetraran en las casas y degollaran a sus habitantes mientras se hallaban entregados al sueño.

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