31 de agosto de 2011

De la necesidad virtud

Ahora, que vienen mal dadas, hemos tirado de diccionario y desempolvado palabras que ocupan la portada de los semanales. No digo yo que no. Tampoco voy a decir que esté justificado el ataque sistemático a la personalidad del funcionario que no arriesga nada, que se gusta en lo mediocre. No tiene por qué. Que sea mediocre quien quiera serlo. También puede ocurrir que un desempeño modesto pero seguro dé para ocupar el tiempo que resta del día en algo que emprende exactamente en la misma medida: la misión de la cultura. ¿Que suena pretencioso? Hágase Vd. chino.

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