16 de abril de 2011

Síndrome de Estocolmo

Odio los periódicos -a la entrada del infierno debe encontrarse un chico de otra época pregonando las últimas-, pero acabo leyendo a sus columnistas, y sondeando la realidad en sus viñetas, leyendo sus horóscopos -subgénero de la literatura fantástica en un par de renglones o tres- y completando -no me gusta empezarlos- sus pasatiempos (especialidad en autodefinidos y crucigramas; jeroglíficos, de vez en vez; sudokus, nunca).

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