20 de abril de 2011

Rilkean@ (ángeles)

No deberíamos tenerle ningún miedo a los pequeños seres, tejidos casi de sombra, que nos visitan por la noche, que nos hacen perder pequeños objetos. Es muy poco lo que piden, ni siquiera pudieron pedir. No nos fastidian con sus ruidos, no nos hacen angustiarnos por su salud. Vienen en silencio, a recordarnos que pudieron ser, y se limitan a pedirnos en préstamo los juguetes que no tuvieron. Pienso que somos afortunados si nos conceden el honor de ser testigos de su inquietud muda. De verdad que lo creo.

No hay comentarios: