24 de abril de 2011

Oh dios, la transparencia

Hay algo que entiende por detrás de las palabras, por detrás de la voluntad que se resiste y que no quiere comprender. Se tiene frío por todo el cuerpo, duele la espalda, quema la piel... Es inútil seguir hablando, hay algo que es más verdadero, por detrás de todas las palabras. Saltando por encima del muro que erige la voluntad. Por encima de la queja no expresada: ¿a qué dioses dirigirías tu lamento, tú que los has despreciado todos? Pues hay algo que es mucho más verdadero que todo lo que digas. No te lamentes, los dioses que no existen te darán a ti la espalda. Están la calles mojadas y brillantes, casi para nadie: las gentes están de fiesta, bien pertrechadas. Para ti: nadie te distrae y así te puedes confesar lo único importante. Que hay algo mucho más fuerte que tú, que lo sabes y que no siempre -esta noche, por ejemplo- estás a la altura. Pero aguardas, aguantas: otro sol vendrá que alejará el espanto de las melancólicas lluvias. Sí, las lluvias. Tus años.

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