19 de enero de 2011

Muy siglo XIX y vísperas bélicas

Los días descorchados se deshacen en espuma: cuerpos, ojos, dientes, labios, y voces que tintinean y caen al suelo, a ver si los paseantes recogen las monedas.

La tarde ha caído.
 
Un consejo: imagine Vd. una avenida arbolada o el pórtico de una iglesia finisecular.

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