29 de enero de 2011

Estas imprecisas islas distópicas prometidas

ENTREVISTA (a Nicholas Carr, en Babelia): EN PORTADA

Un mundo distraído


P. Entonces... ¿nos dirigimos hacia una sociedad tipo Gran Hermano?

R. Creo que nos encaminamos hacia una sociedad más parecida a lo que anticipó Huxley en Un mundo feliz que a lo que describió Orwell en 1984. Renunciaremos a nuestra privacidad y por tanto reduciremos nuestra libertad voluntaria y alegremente, con el fin de disfrutar plenamente de los placeres de la sociedad de consumo. No obstante, creo que la tensión entre la libertad que nos ofrece Internet y su utilización como herramienta de control nunca se va a resolver. Podemos hablar con libertad total, organizarnos, trabajar de forma colectiva, incluso crear grupos como Anonymous pero, al mismo tiempo, Gobiernos y corporaciones ganan más control sobre nosotros al seguir todos nuestros pasos online y al intentar influir en nuestras decisiones.

Yo creo más bien en un escenario como el recreado en Brazil, de T. Gilliam. Aunque yo soy un ser descreído...
 
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"Empezar de nuevo: la segunda oportunidad, la tabla rasa. Tal vez haya también quien sobreviva al nuevo castigo que ahora, cuando parece que Zeus y Yahvé se han ausentado, nos hemos diseñado nosotros mismos en aras de una idea antigua e insostenible del progreso. De esa probable catástrofe que viene habla, precisamente, Guerras climáticas (Katz), un libro terrible y necesario de Harald Welzer que nos explica, como reza su subtítulo, 'Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI'. El agua y los alimentos básicos serán más preciados que el petróleo: la desertización y la erosión de los suelos, la desaparición o la escasez de ciertas materias primas fundamentales para la supervivencia de poblaciones enteras, junto con la contaminación y el agotamiento del agua estarán en el origen de las próximas (y despiadadas) guerras. Ya están aquí: en Darfur, explica Welzer, tuvo lugar la primera guerra climática. Buena parte de los emigrantes son ya refugiados climáticos: huyen de las sequías y de las hambrunas de África subsahariana, del sur de Asia, de las islas ecuatoriales, de las zonas más deprimidas e insalubres de Latinoamérica, y fuerzan paupérrimos las fronteras y vallas (como en Ceuta y Melilla en 2005) que levantan los que los dominaron y ahora tiemblan al escuchar su clamor. Mientras los negacionistas del ecocidio siguen dando la espalda a la evidencia del deterioro, y crecen las asimetrías interregionales, nuestro mundo camina por la senda que han señalado las distopías, incluyendo Mad Max. " (Manuel Rodríguez Rivero, en el mismo nº)

1 comentario:

José Antonio García Ramos dijo...

http://jagarciaramosmedico.blogspot.com/search/label/%E2%80%9CGRAN%20HERMANO%E2%80%9D%20VERSUS%20DIRAYA