22 de septiembre de 2010

Hunos y hotros

Lo que es para el hombre magnánimo la fe que mueve montañas, en un pays des possibles, es para el hombre de la descreencia su pecado contra el espíritu, una claudicación intermitente o constante en sus días; así como una incisión en el terreno, un desgarro en su alma que se conoce como escritura. Sin embargo, este hombre nunca ha pecado contra la generosidad: su ánimo es mínimo, sus días son grises, pero nunca olvida a sus acreedores.

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