11 de septiembre de 2010

Clarísima conciencia de un domingo

Sentía en él todos los fracasos: el del niño, el del hombre y el del existir. Postergado: en el cuerpo y en los signos. Nadie llega a enamorarse del alma de otro, sino de un calor imaginario.

(El alma es un vacío que enmascara sus conveniencias. La impresión es dueña.)

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Pero acabo de caer en la cuenta de que hoy es sábado. Me dejé llevar por esto, y por el aturdimiento completo de quien no está acostumbrado a viajar y todo le castiga.

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