17 de julio de 2010

Despertares, II

No consiste el mal en una mala intención que planifica. Ojalá fuera esto, quizás de esa manera se obtuviera algún éxito... Consiste en una tendencia a la tontería, al engreimiento absurdo y en una complementaria inseguridad íntima, en creernos más capaces y dominadores de lo que somos, en no advertir las cosas a tiempo, con resultados fatales... También en una memoria eficacísima (para esto sí) que no hay manera de reprimir. Sus actos (los de la memoria) se concentran en tres o cuatro tópicos o situaciones, no en más... Todo esto da en desesperación y en vergüenza y en contarlo (en parte) a ver qué pasa. Lo más seguro es que no pase nada. El mismo envaramiento, igual inseguridad.

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