18 de mayo de 2010

Páginas no

Absurda la pretensión de repetir la sensación de extrañeza, de una noche hace casi treinta años, en la calle y mirando al cielo, cuando debí entender que algo no iba bien y que no iba a mejorar nunca- las impresiones no se repiten porque eso sería un don del dios.  El humo que dejan en la memoria, y que aroma muy de tarde en tarde, sin que se alcance a saber el motivo, sí que es propio de los seres humanos. Podrá hacerlos felices si el lenguaje los acompaña. pero sólo podrá.

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