11 de abril de 2010

El "se" y el único


E. Gª del Real, Historia contemporánea de la medicina, Espasa-Calpe, 1934, p. 242. (Léase varias veces; por lo que está implicándose.)

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"Mi incapacidad de pensar, de observar, de verificar, de recordar, de hablar, de convivir va aumentando cada vez más, estoy convirtiéndome en una piedra, debo consignarlo. Mi incapacidad aumenta incluso en la oficina. Si no me salvo en un trabajo, estoy perdido." F. Kafka, Diarios (citado -cortado- por M. Blanchot, El espacio literario, 2000, p. 56. la anotación de F. K. pertenece al 28 de julio de 1914.)

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¿No se encuentran en estas dos citas disparejas como dos resoluciones contradictorias acerca del problema de la autenticidad?

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En el primer caso, es la convicción la que demanda la verdad (¿no es así?), existe un interés práctico en el origen de la teoría (deshacerse de los prejuicios)... No digo que solamente se dé ese interés, pues que también se pretende el mundo tal como es... En última instancia, sin embargo, la mención de la medicina social conduce a esa absolución de la libertad (¿no es éste -la libertad- el pecado?) que, por contra, el escritor checo asienta en el origen de la escritura (frg. reproducido). Esto es, la libertad como decisión de contar tras la abolición de todo lo demás. A este imposible se le denomina trabajo, pero no es ya el hegeliano del concepto, sino el trabajo de la angustia. Desesperación.

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"Ahora siento, y lo sentía ya por la tarde, un gran deseo de arrancarme escribiendo todo este estado de desasosiego y, así como viene de las profundidades, hundirlo en las profundidades del papel, o bien dejar constancia escrita de un modo que me permitiera incorporar lo escrito íntegramente en mi interior. No se trata de un deseo estético". (Kafka, anotación en su Diario, 8 de diciembre de 1911; en la trad. del libro de Blanchot aparece "angustia", en vez de "desasosiego".)

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