12 de abril de 2010

Decaimiento

Ninguna sociedad valora sus derechos. ¿Para qué -si son sus derechos? Una falsedad repetida, también ésta, se convierte en una realidad evidente. Habrá que pensar, entonces, en un falta ¿ontológica? en aquellos que, pobres o siervos, no tienen oportunidad de ejercer esos derechos. Sucede lo siguiente: mi derecho, lo que nada me cuesta. Lo que los demás me deben.

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