8 de enero de 2010

Vía blog

Amiel en Coctelmarx:

“El yo me aburre” decía Dumont. También a mí. No tengo gusto ni aliciente para vivir, obrar , amar por mi cuenta. No siento ambiciones de gloria, ni de carrera, ni de riqueza, ni de felicidad. No tengo gana alguna de casarme, ni de adquirir una posición, o unos hábitos. La necesidad de definirme, de conservar un puesto, de fijarme, me aterra. Soy indolente y orgulloso, indeciso y desafiante, tímido e inconstante. Por todas partes veo gentes que ganan, se sitúan, se casan, compran, mejoran, etc.; todo esto me resulta completamente extraño; los miro con curiosidad, pero no creo que eso tenga que ver conmigo. Y precisamente por comparación con las actitudes de mis contemporáneos, me doy cuenta de mi extraño carácter. Y sin embargo soy orgulloso, y necesito afecto; y no sé ocuparme seriamente de mí bajo ningún aspecto. No siento mi propia edad , ni necesidad alguna apremiante, ni un deber positivo. Haría falta que alguien me inspirase ambición , para ennoblecer mis esfuerzos . Me afecta , sí, el dedicarme a cualquier cosa de gran interés, pero no creo ser necesario , y no veo que mi celo o mi inercia puedan tener la menor importancia. Para adquirir energía necesito confianza, y un austero control que me revele mi fuerza y mi responsabilidad….

No hay comentarios: