20 de enero de 2010

Baudelaire no, Flaubert



 

Bouvard y Pecuchet, según la traducción de Cátedra. Quizás no sea un gran libro (quizás no sea una obra maestra, que no lo sé ni soy competente para decirlo yo ni sé si hay alguien competente para ello). Pero es un libro necesario. Porque señala hacia una disposición humana básica: la del saber. Sólo que este anhelo, en el caso de los estrafalarios amigos flaubertianos, sucede en un campo inapropiado.

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