24 de diciembre de 2009

Sch.

Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro, es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal.

Alguien podría suscribirlo.

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La virtud no se enseña, como tampoco el genio. La idea que se tiene de la virtud es estéril, y no puede servir más que de instrumento, como las cosas técnicas en materia de arte. Esperar que nuestros sistemas de moral y nuestras éticas puedan formar personas virtuosas, nobles y santas, es tan insensato como imaginar que nuestros tratados de estética puedan producir poetas, escultores, pintores y músicos.

... No los producen, acotan el terreno, se puede permanecer dentro o saltar las barreras. No son tan inútiles los sistemas.

(En Sch., El amor, las mujeres y la muerte, disponible en Edaf)

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