6 de diciembre de 2009

Sch.

Desvela el del Corredor la facticidad del sentimiento amoroso (contra lo que sostienen los filósofos, no contra los que lo sienten). A continuación, contra esos mismos creyentes, arguye que, fácticamente, el amor no pertenece a un desarrollo romántico sino al instinto específico. Tira éste desde el tiempo futuro, desde las generaciones venideras. Una concesión teleológica predarwiniana. ¿Qué puede hacer quién ha reflejado así su conciencia del amor como fuerza universal? Ha mostrado su falsedad radical al proclamar públicamente su enraizamiento biológico. O se da a la autodestrucción o a la piedad. Piensa el misántropo que los hombres engañados (por la naturaleza) deben ser, primero de todo, compadecidos.

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