26 de diciembre de 2009

Andreia

En el sueño: un torrente de sentimientos y de discurso. Me muestro como quisiera durante el día, y no soy ese ser dulce e inofensivo que se ha acostumbrado a dar a entender que su silencio es la actitud que corresponde a un hombre inteligente, y no una enquistada cobardía e irresolución.

Al contrario, la rabia me hace salirme de mis casillas. ¿Quién soy, en realidad, el de ahora o el inconsciente?

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El yo es odioso, sostiene Pascal. Buena forma de meter en vereda a Descartes, ahora que toca. Alabados sean los sistemas educativos, que, pretendiendo lo contrario, nos llevan al orden sagrado de los sabios antiguos.

Aunque... quizás Descartes no sostenga otra cosa, solamente que en el yo habita la verdad, pero eso no tiene por qué hacerlo más amable... la verdad misma puede ser odiosa. ¿Viene de ahí, de esa secreta consciencia, el malestar que siempre me ha producido el autor francés?

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