20 de noviembre de 2009

La seriedad del mundo

Debo estar mal:

a) no me ha indignado como debiera la tramposa clasificación para el mundial de la selección francesa del mundo,

b) me ha convencido un argumento al respecto de Jorge Valdano.

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El intérprete de la cultura tendría que limitarse al testimonio de los contemporáneos; renunciar lo más posible a la literatura secundaria, excepto como interlocutores en el mismo asunto (sea Sócrates, sea Nietzsche; o Darwin).

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No sé por qué, pero he hallado un potente somnífero: Molloy, de Beckett. Y el libro me gusta... Será por la hora en que me pongo con él. Sea bienvenido el sueño del irlandés. Después me quedan Malone muere y El innombrable. Una trilogía nada sueca. Aunque, según me dicen, de moda en aquel tiempo.

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La vida como una "colonia penitenciaria", dice Sch. en uno de los frgs. de Los dolores del mundo (ed. Público, pp. 18-19), y sale uno disparado hacia F. K.

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A mediados del mes de octubre del corriente año alcanzó mi hombre su más alta cima de anacoreta entre el ruido: escuchaba las noticias, veía las imágenes y no sentía nada. Caso Gurtel... ¿Qué será eso? Sale un señor con bigote y no sé qué de trajes... A mí me da igual, yo voy en vaqueros de pobre y muy señor mío. También aparecía alguien de la Comunidad de Madrid, muy importante y enfadado, o enfadada... ¿Qué edificio será ese, la Comunidad de Madrid? A mí me da igual, yo vivo solo.

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Esta tarde no comprendo nada. Soy tan feliz, viviendo entre personas que saben las cosas y el lugar al que dirigirse...

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