27 de noviembre de 2009

Fragilidad del bien

La razón se sobrepone a las inclinaciones. No contiene la última verdad la declaración utópica y celeste de Platón, al final de República, en torno a la simplicidad y divinidad del alma, sino el paralelismo que ha ido gobernando el desarrollo de la obra, entre las clases del estado y la complejidad del alma. Así que la propensión simiesca debe ser contenida y sometida a un cauce: tarea de la razón.

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Más Platón.

1 comentario:

Gregorio Luri dijo...

Ando liado con la "khora" platónica del Timeo, es decir, con la pura materia desprovista de forma (lo que Aristóteles llamará materia primera) y la conclusión es el aturdimiento. Me acabo de dar cuenta de que la materia posee para Platón actividad propia, una actividad caótica, pero de la que surgen los cuatro elementos (agua, tierra, aire, fuego), que son como las letras del texto del mundo.
Platón es infinito.