10 de octubre de 2009

Föhn

En cualquier sitio en el que estemos, vienen la culpa y la vergüenza. Soportable la última: echa raíces en una opinión social hacia la que hemos desarrollado una sabia y antigua indiferencia. Peor, mucho peor, la primera: echa raíces en el alma. (Que más da que sea inexistente si sus efectos son reales.)

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