2 de agosto de 2009

Sensus communis

Las investigaciones de Dronkers (Amsterdam, 1945) se han centrado en algunas de las cuestiones que han sido más blindadas intelectualmente por la izquierda europea de los últimos cincuenta años para preservarlas de la crítica: la incidencia de la inmigración en la integración social, la del divorcio en el fracaso escolar o de la pedagogía comprensiva en la (nula) reducción de las desigualdades sociales. No puedo menos de sentir admiración por su coraje intelectual.

¿Se pudo pensar que no era así? ¿Tanto cegó la ideología? A propósito, me acuerdo de algo que pensaba escribir en el post anterior, sobre la diferencia entre derechas e izquierdas. No tiene ninguna importancia, sino que las adscripciones ideológicas suponen (antes y después: presuponen e implican) actos de fe, y promesas, muy fértiles, de mentiras. Razón por la cual, y muy apriorísticamente, que alguien se proclame: a) socialdemócrata, b) renuncie a su ideario pedagógico, me hace pensar en el "valiente" heresiarca de ahora, cuando no hay autos de fe (con fuego eclesiástico o con pelotón soviético), bienvenido él como enxiemplum de la libertad y democracia del partido. Pues no faltaba más...

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Que no se me pase: la mala educación en público, las conversaciones privadas en voz alta, verbigracia, no tienen perdón de Dios.

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