16 de marzo de 2009

Letra e indiferencia

Kant, Fundamentación... (sobre moral)

Hesíodo, Los trabajos y los días (sobre trabajo)

Misoginia de Hesíodo: "Que no te haga perder la cabeza una mujer de trasero emperifollado que susurre requiebros mientras busca tu granero. Quien se fía de una mujer, se fía de ladrones."

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Lo anterior por la mañana: por las tardes me emponzoño el ánima con los decires y los haceres de los próceres vetustopretéritos de ma petite ville. Según un libro recién comprado de local textura.

Si Dios, con su infinito hado, me deja llegar hasta la noche -¿quién es tan soberbio para engreírse dueño del tiempo?- mis ojos -neuronas las mínimas- habrán de ser para Ricardo Reis y Herzog (Pessoa y Bellow), lo cual indica el gran progreso espiritual de los pueblos, que aun a un espíritu fracasado y escurísimo como el mío le permite trasladarse mentalmente a Lisboa, y más allá inclusive, moviéndome entre New York y una casa lindante con los bosques de Connecticut (milagro sería que esta palabra esté bien escrita, pero ya nos entendemos).

Lo cual me reafirma en mi opinión, ya de por sí firmísima atque entusiástica, de que la democracia ha venido con un vaporizador que ilustra, expandiendo sus luces en los más remotos rincones de la vieja Hispania. V. gr., aquí en A.

Otrosí: que no ignoro ni traigo en menoscabo la idea, peregrina de momento, de coger uno de esos vuelos baratos y muy incómodos de cualquier compañía aérea de bajo coste y alto riesgo, y así observar en persona los bosques de Connecticut. O de más lejos, como la British Columbia, in Canada, oh yeah.

Razón, aquí.

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