7 de marzo de 2009

Frivolidad mercantil

Sacrificando al dios de las compras en la secreta, lejana, misteriosa y universitaria ciudad de M****a. En esos centros nuevos de la cultura mundial que son El Corte I. y el Fnac. Tres obras maestras: Una tumba para Boris Davidovich, de D. Kis (Acantilado), los Diarios de Adán y Eva (me suena que fue la primera pareja de hecho), de Mark Twain, en Obelisco, y la Poesía completa de Cavafis (Visor). No ha caído la obra poética completa de Celan, en Trotta, dado el alto precio del libro (32 eurodollars) y la cercana presencia del ministerio del interior. Además, en ese otro templo del saber, ambulante en este caso, en un kiosko quiero significar, me he mercado On the road de Kerouac (Anagrama; traducción española of course). Me he resistido como un hombre a comprar el dvd de La regla del juego de Renoir, porque me parece excederse de lo debido ver más de una película al mes, y que tengo pendiente El intendente Sansho de Mizoguchi a la espera de encontrar un reproductor que sea capaz de leerlo. Para confesar convenientemente mis culpas he de decir que yo no pensaba comprar ninguno de estos libros, sino que iba buscando una antología de ensayos de Bellow y nada, y los relatos de Chaves Nogales sobre la guerra civil española (A sangre y fuego), y que tampoco. Pero tengo la conciencia tranquila, porque a pesar de haberme hecho un poco más pobre con estas compras (asuntos domésticos aparte, como la acumulación de papel, no siempre bien aceptada), pues he contribuido en no pequeña medida con un óbolo contra la crisis, por lo menos en el sector editorial y de distribución libresca.

2 comentarios:

Egoficción dijo...

Me pones los dientes largos. Tu ministro del interior es un bendito al lado del mío.
Pronóstico: polonia 0 españa 2

Egoficción dijo...

Otra cosa, el Kavafis que tengo me lo regalaste tú un día en la Alhambrilla.
Yo sigo con Marai.