25 de febrero de 2009

Mal cuerpo...

... , mala conciencia, aprensión, molestias precordiales, ansiedad...

A veces comprendo lo que leo de Wordsworth, pero no lo que leo de las Odas de Ricardo Reis pessoanas... ¿Traductor? ¿Mis quasi nulas entendederas?

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En mi mente deslavazada no cabe ahora mismo una explicación inteligible del formalismo moral kantiano... con lo cual las charlas de café pierden mucho... de su absurdo matinal...

En una edición que me merqué de la Fundamentaçao, este último weekend en la vecina ciudad de M., viene -en el sesudo póslogo de M.G.- una cosa que me ha llamado la atención: el deber que tiene cada uno de conservar su vida propia, como un caso de deber perfecto hacia uno mismo (condena moral del suicidio y, eentiendo, de la eutanasia). No es que no lo supiera, que en parte soy gente leída, sino que al verlo así dispuesto en un cuadro de doble entrada (perfecto/imperfecto; hacia uno mismo/hacia los otros) he tenido que pensar en qué lamentable opinión podía darse en la cabeza del gran Kant acerca del disvalor de la vida para que su conservación haya de trocarse en seña de heroísmo inhumano, mirando ya a la lejanía del pronunciamiento de Schopenhauer, al nirvana o lo que sea como telos...

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Luego está la muy importante cuestión de la unidad trascendental de autoconciencia, de la síntesis unitaria y apriorística (apercepción) que condiciona el edificio entero del sistema de los juicios y de la experiencia posible... muy importante también para la reconversión industrial del país...

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