23 de febrero de 2009

Hablando del título...

... de Lumet, El prestamista, me parece que se quiere dar a entender eso, que quien ha soportado una gran desgracia, un crimen mayúsculo, el terror político más infame, ése no puede esperar ya otra cosa en su vida, sino que queda marcado para siempre. Podrá cumplir con las leyes de los hombres, pero la piedad estará muerta en él como una fuente seca. Incluso podrá repetir en los demás, en esa misma zona de los márgenes sociales en las que él, el profesor, fue puesto por una canalla ideologizada, no lo que hicieron con él, porque no es nada más que un individuo y además solitario, que no puede realizar tanto mal como un Estado que tiene su norte de acción en el crimen legal, sino una parte, la que tiene que ver con la frialdad y el dominio y con la incapacidad consiguiente de establecer relaciones cálidas.

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