28 de enero de 2009

Sobremesas, autocríticas

La falta de honestidad no tiene perdón. La tontería, menos si cabe. Esto, que se conoce de sobra, ¿por qué se incumple escrupulosamente en la práctica?

Quizás haya que experimentar y causar sufrimiento para lograr dos frases verdaderas. Lo de bien escritas queda para los artistas.

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Oído:

Toda expresión es ya reflexión... ¿Por qué no irreflexión? La expresión, también antes la percepción particular de la cosa, viene cargada, interpretada, connotada, sesgada, etc... No lo digo yo, sino que lo oigo, y no sé precisarlo. No sé la relevancia o irrelevancia de estas cosas. A eso voy...

No puedo determinarlo, cuando me digo y pienso en serio, si lo mío tiene que ver con pensar de algún extraño modo, si me digo y pienso en serio que no existe ningún español que haya comprendido cabalmente a Descartes, quizás dos o tres (deben ser también matemáticos), porque no sé cómo imaginarme el tránsito de la matemática al método, la vuelta de éste a la matemática, su traslado a la filosofía, a esa pseudo-razón del cogito, que no demuestra ni tampoco intuye nada, puesto que el yo siempre estuvo ahí. Entonces quizás sea cierta la interpretación heideggeriana de todo este asunto: la posición del representar como verdadero sujeto, de la certeza apriórica de la mathesis o como demonios se quiera nombrar la cosa...

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