1 de noviembre de 2008

Movía el viento...

... el fuego de delante en la sala humilde y nosotros teníamos que crecer sin saber cómo, ni nuestros padres, que no llegaban a manipuladores, sabían contarnos cómo. En el fuego que tiembla en el hogar, en la luz escasa que vive en la repisa querríamos vislumbrar el fulgor de una idea. La cual viene tarde, siempre, porque ya venía de antes, de mucho antes de nacer, siglos o milenios, y tenía que gastarse tiempo en recuperarla. Pero no es solamente el texto el que falla, suplantando malamente la memoria, sino que esta misma memoria se muestra incapaz de guiar la mano que escribe o los ojos de la mente cuando éstos quieren salir de la sala pobre al exterior de la vida, al tiempo que nos ha correspondido.

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