17 de noviembre de 2008

Arrojarse al fango

En lo más negro: la rarísima alegría que viene de comunicarse uno mismo el hundimiento o el abandono.

Igual que si se buscara la materia del antihéroe, la madera del negado---

Lo más negro es la noche, la decisión de uno. Aunque no se cree demasiado. Ni en esto.

Enfermedad o salud, se vive para lo escrito. No se podría sostener (no se podría probar) que la escritura no proceda del organismo.

Conozco la insania del autoengaño: decirse el humillado "este momento es feliz porque luego lo contaré".

Cualquiera representa al humillado (la cruz constituye un signo universal): bastará con que se ejerza la reflexión para percibirlo. Pero ponerlo por escrito requiere la disposición peculiar de un cuerpo que mande en el cerebro y que se sienta herido. Un cuerpo rebelde, contra la jerarquía platónica de la persona.

Lo malo de los necios con pretensiones (aves academiae): que su falta de sustancia ejerza el paradójico efecto de invadir nuestro tiempo. Pero sabemos que la nada, la suya también, tendría que ser improductiva y no dejar surcos en el tiempo...

Contra la estupidez, soberana del mundo: desayunar veneno, vomitarlo: escribir con él, hablar con él, vivir con él. No de él: el sujeto se tendrá que reservar su poco de pureza y bonhomía: el casto amor que sonríe a los niños y admira la belleza y gracia de la flor mecida por el aire.

No hay comentarios: