1 de agosto de 2008

Consiliaria

No quieras saber, preguntándole a otro, lo que tú no sabes. Seguirías sin saberlo realmente, y le habrías concedido graciosamente al otro la posición de amo, dejándote tú en otra menos airosa.

De esta concesión, que endulza la relación de lobos, vive la clase política... tan necesaria.

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Calor espantoso---

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Hay dos argumentos que yo no sé rebatir (bueno, en realidad no soy capaz de rebatir ninguno: soy un pésimo y pusilánime argumentador, aparte de no interesarme o ni siquiera creer que llevo razón).

El primero: el muy socorrido del "y tú más".

Segundo: la defensa del comunismo (v. gr., Cuba, y-si es preciso- la URSS) porque las democracias occidentales son falsas democracias (se dice). Por lo tanto: las censuras y crímenes de los regímenes comunistas son asuntos accesorios y disculpables. Puesto que la maravilla y la utopía son-ahí.

No son argumentos los que yo no puedo rebatir, realmente. Sino infantiles llamadas totalistas, vocaciones religiosas sin decirlo (¿vergonzantes?). Yo solamente creo en los parches, personales o colectivos. Lo demás no sirve más que para hacer la vida imposible... o inexistente.

De todas maneras, quizás ahí esté la explicación de la reserva de M. Amis respecto al comunismo: puesto que este sistema viene de matriz ilustrada. Lo piensa él y quizás lo pensemos nosotros. Pero no recuerdo si él piensa que lo único que demuestra la historia efectiva del comunismo es la maldad genérica del ser humano... partiendo de la bondad (el nacionalsocialismo no necesita partir de eso y no lo hace: manda en él la selva de Darwin; el nacionalcatolicismo tampoco: Dios salvará a los inocentes ejecutados).

Es decir, no estoy seguro de si Amis llega a considerar la tendencia negativa presente en toda idea o ideal, aun los ilustrados (¿su injustificable laborismo tiene que ver co eso?). En cuanto se afirman (las ideas y los ideales), como afirmativos. Que, por ello, la utilidad de la ilustración ha de ser básicamente negativa, de remoción de la basura mental. ¿Hay poca en esta época?

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Libros sobre Camboya:

Mirando la bibliografía de B. Bruneteau, El siglo de los genocidios, Alianza, 2006 (ed. orig. fr., 2004), no veo que haya nada traducido al español. El libro de Bruneteau dedica un capítulo considerable al caso camboyano, unas cuarenta y cinco páginas.

Tan solo cuatro páginas dedican (si no me confundo; no he leído el libro, por otra parte) Kotek/Rigoulot, Los campos de la muerte, Salvat, 2001, a los crímenes del khmer rojo, en el capítulo en el que se ocupan, en conjunto, de los sistemas concentracionarios del Asia continental en el siglo XX. La bibliografía que aporta este libro sobre Camboya es muy breve... y nada en español.

PS. No tengo el libro de Y. Ternon -que editó años ha la edit. Península- sobre los genocidios (con título ¿idéntico? al libro de Bruneteau; libro inencontrable, por cierto, el de Ternon). Pero, ¿casualmente?, Ternon también escribió un libro sobre Armenia... no traducido del francés al español, claro. Aunque tanto en el libro de Bruneteau como en el de Kotek/Rigoulot vienen capítulos sobre el caso armenio.

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