27 de julio de 2008

Autoficción: el Sr. Académico...

... se termina ganando nuestro respeto y consideración: porque la literatura no copiará la vida, pero la rescata.

Naturaleza y cultura, tiempo y espacio, sociedad y cosmos... las polaridades van copando el relato, deshaciéndose como tales para la memoria narrativa.

Sé que es un artefacto, muy bien engrasado, pero sé también que es verdadero, y que el mérito personal del autor (sí, el autor) es grande, al lograr salir de un espaciotiempo circular que no alimenta más que la pobreza y la superstición: una eternidad de pesadilla, el inverso del concepto positivo del nunc stans. Para un tiempo así, cíclico de mala manera, aun el tiempo lineal de la ambición desmedida y del progreso representa un... progreso, como un cambio positivo, porque solamente se parte de la ignorancia (que no va a dar más que en maldad). O sea, que con poco se mejora. Que no era difícil.

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Pavese vuelve sobre las entradas de su diario, notaría (escritura/s) de su ruina. No vive para el diario, como sostiene Trapiello que vive Amiel, que por lo tanto no vive. Pero no cambia demasiado la situación, pues Pavese parece vivir para el contenido del diario, si todavía no, si nunca no, para el diario como experiencia, que es lo que le corresponde a Amiel.

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